sábado, 28 de agosto de 2021

¿Qué le sucede a la J.W?


Hace meses que no comentamos la situación en relación a las actividades religiosas. La mayoría de las acciones principales de las iglesias siguen detenidas, cumpliendo la proyección que hicimos hace un tiempo, y que aparece descrita en las entradas pasadas. Algo tristemente muy opuesto a como actuaban los primeros cristianos en las epidemias (véase entrada pasada).

El caso de los mormones, y especialmente de la organización J.W (testigos de Jehová) es particularmente especial. Desde algunos meses hay una frenética obsesión, hasta casi paranoica, llena de temor, de insistir subliminalmente y coercitivamente, en que sus miembros se vacunen contra el virus, y exista un apego sin cuestionamientos a las directrices de la OMS (Organización Mundial de la Salud de la ONU). 

Evidentemente, no se atreven a hacerlo de forma explícita (usando la palabra "obligación"), ya que aquello les puede suponer acciones legales en contra de algunos miembros. Por ejemplo, supongamos en el caso mínimo posible, que exista una reacción alérgica de algún testigo, y éste decida demandar a la Sociedad Watchtower por haberlo obligado a vacunarse. Por tal razón, son muy cuidadosos en el lenguaje, pero a la vez, actúan de forma coercitiva, utilizando presiones indirectas a través de sus "representantes", los ancianos y superintendentes de circuito. También el boca a boca de personas sinceras que creen que Dios los dirige hace el resto. Sabemos que ésta estrategia indirecta de órdenes verbales no queda registrada, y por ende, supone liberarse de acciones legales.

Por otro lado, en el último tiempo, hay una obsesión con el tema de las "teorías conspirativas", etc. En la página oficial, en los discursos de asambleas, y hasta en sus reportes en vídeos,  se insiste vez tras vez en esos asuntos. Los dirigentes religiosos de ese grupo solo demuestran gran temor al repetir tantas veces que hay que "tener cuidado", hay que obedecer a las autoridades, obedecer a los dirigentes, etc.  Esto solo demuestra que una gran cantidad de miembros de los testigos en el mundo, en determinados países, se están informado por canales alternativos y dudan de las versiones oficiales de la prensa y los del gobierno. Curiosamente esa regla para la organización J.W no existe cuando se trata de lo que dice la prensa sobre ellos (cuando se "ataca" a los testigos). Ahí, efectivamente todo es mentira, ahí existe la conspiración de los gobiernos, y los medios contra el "pueblo de Dios".

El problema no es si las vacunas son efectivas o no, o sobre sus supuestos efectos adversos. Hay opiniones favorables hacia las mismas, pero también hay expertos que reconocen que su efectividad es relativa y que todo está por verse. Y esto evidentemente, lo hacemos dejando de lado los extremos en este asunto, solo nos remetimos a lo oficial y hasta lo que los científicos admiten. 

El problema de los testigos de Jehová radica en que han violado su propia regla sobre los asuntos médicos. Los testigos de Jehová son una organización religiosa, y su objetivo siempre debe quedar enmarcado en cuestiones religiosas, espirituales o abstractas, de ésa índole. Muchas veces en sus revistas han declarado que ellos no recomiendan determinados tratamientos médicos, ya que su posición es religiosa.

Llama profundamente la atención que en el tema de las vacunas se hayan desplazado de esa posición razonable hasta el punto de lanzar constantemente mensajes coercitivos en áreas donde no les compete, como es la salud personal, y en donde cada persona debe decidir o no. 

El llamado doble rasero es la cuestión. El tema de las vacunas, y hasta lo del cubrebocas, ahora parece convertirse en un asunto casi divino, casi casi al nivel de las "transfusiones de sangre", bajo la autoridad revelada de los "representantes divinos" de Dios en la Tierra. Esa autoridad, y no el criterio y decisión personal, en un asunto tan delicado como es la salud personal, es tremendamente grave y peligroso.

Desde un punto de vista pragmático, y desde la burbuja que experimentan los propios grupos religiosos, y sus acciones coercitivas, lo que hacen los testigos de Jehová no es diferente a la visión del mundo pequeña de los Talibanes y otros fanáticos. 

Pero en la caso de la organización Watchtower hay algo más. Su exagerada preocupación sobre éste asunto excede a una preocupación razonable sobre la salud de las personas. La insistencia, la constante repetición sobre el tema, refleja temores más profundos, como perder su estatus de organización religiosa exenta de impuestos, etc. El temor a que las sucursales sean cerradas, el que se les confunda con otras religiones protestantes más audaces, realmente les aterra.

Puesto que se han dado cuenta que las seudo reuniones virtuales, seudo predicación virtual, y todas las actividades mantengan una asistencia apropiada (algo que han manifestado experimentar con varias cifras positivas), y los aportes en dinero se mantengan (algo que también no ha mermado), mantendrán ese tipo de actividad religiosa el mayor tiempo que puedan, no importando si sus salones del reino quedan vacíos. No habrá problema, porque serán bienes inmuebles de reserva, sin importar si no hay reuniones físicas. Algo similar a lo que ocurre con muchas iglesias católicas cerradas y convertidas en casi museos en Europa. Evidentemente las razones son diferentes, pero son bienes materiales disponibles.

Sin embargo, lo anterior ha levantado temores en la dirigencia de los JW.ORG, como que se formen grupos que desconfíen de los "representantes oficiales", etc. Toda esa paranoia es lamentable ya que genera ambientes de "cacería de brujas", y en vez de generar un efecto positivo de amor y confianza, solo genera desconfianza, sospechas y paranoia. Y las peores locuras y abusos ocurren en esos ambientes en donde la despersonalización abunda. Sí, muchos serán capaces de entregar a sus propios familiares a la "justicia" del "nuevo Sanedrín".

Así las administraciones de los gobiernos de algunos países han caído. Así caen las religiones y los sistemas basados en la coerción, en el control y en el miedo. Los procesos son lentos, pero a veces repentinos.

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